Las investigaciones realizadas tras la muerte de Diego Armando Maradona identificaron cinco sustancias, cuya revelación se produjo durante el juicio en curso relacionado con su fallecimiento.

Diego Maradona no tenía alcohol ni “drogas de abuso” en su organismo al momento de su muerte, a pesar de su historial de consumo, según lo afirmó este martes un perito en el juicio que se lleva a cabo contra siete profesionales de la salud por la muerte del exfutbolista en Argentina en 2020.
El perito bioquímico Ezequiel Ventosi, quien analizó las muestras de sangre, orina y hisopados de Maradona tras su fallecimiento, declaró que “ninguno de los cuatro tubos (de muestras) dio detectable para cocaína, marihuana, MDMA, éxtasis ni anfetamina”, y agregó que tampoco se halló alcohol en su sistema.
El reconocido futbolista argentino, quien enfrentó varios episodios de excesos a lo largo de su vida, falleció el 25 de noviembre de 2020 debido a un edema pulmonar ocasionado por una insuficiencia cardíaca, mientras se encontraba en una internación domiciliaria posterior a una cirugía neurológica.
Las investigaciones realizadas tras su muerte revelaron la presencia de cinco sustancias, correspondientes a medicamentos antidepresivos, anticonvulsivos, antipsicóticos y contra las náuseas.
El testimonio de Ventosi se presentó al inicio de la cuarta semana del juicio que se lleva a cabo en San Isidro, un suburbio al norte de Buenos Aires, cercano a la localidad de Tigre, donde Maradona falleció.
Durante la audiencia del martes, se leyó el testimonio de 2021 del médico personal de Maradona entre 1978 y 2009, Alfredo Cahe, quien falleció en 2024. En el escrito, Cahe relató que vio a Maradona en noviembre de 2020, cuando se encontraba en proceso de recuperación tras una neurocirugía en la Clínica Olivos. Según Cahe, todo le pareció “extraño”, y destacó que el médico Leopoldo Luque, quien atendió a Maradona hasta su muerte y está imputado en el caso, no le respondió a sus preguntas sobre el estado de salud del exfutbolista.
Cahe afirmó que la internación domiciliaria “era lo menos indicado” para Maradona, ya que el exfutbolista “debía estar bajo terapia intensiva con un control constante y continuo de su corazón”. En su testimonio, Cahe señaló que hubo negligencia en el manejo de su salud y destacó la falta de control adecuado, así como la ausencia de medicación cardíaca necesaria para su condición.
“Con un correcto seguimiento y control, (la muerte) era evitable”, aseguró Cahe en su testimonio.
Además, declararon otros tres peritos, entre ellos la anatomo-patóloga Silvana de Piero, quien analizó los órganos de Maradona tras su deceso. De Piero detalló que el hígado mostraba signos compatibles con cirrosis, los riñones presentaban insuficiencia, los pulmones tenían una patología crónica y el corazón mostraba signos de falta de oxígeno.
Siete profesionales de la salud, incluidos médicos, enfermeros, una psiquiatra y un psicólogo, están acusados de homicidio con dolo eventual, lo que implica que eran conscientes de que sus acciones podían haber causado la muerte de Maradona. Una octava acusada, una enfermera, será juzgada en un proceso separado.
Este juicio, que comenzó el 11 de marzo, se extenderá al menos hasta julio, con la declaración de decenas de testigos. Los acusados enfrentan penas de prisión que van de 8 a 25 años.