Según Manuel Afanador, su hija no abandonó el colegio por su cuenta. Sin embargo, las imágenes captadas por las cámaras de seguridad la muestran caminando sola por las instalaciones, aparentemente distraída, hasta llegar a un área con rejas y jardines.

El caso de Valeria Afanador, la niña de 10 años que fue encontrada sin vida tras 18 días de desaparición en Cajicá, continúa generando dudas e inquietudes. Su padre, Manuel Afanador, afirma que el cuerpo de su hija presentaba dos golpes visibles y cuestiona los informes forenses, que señalan un posible ahogamiento en el río Frío, el mismo lugar donde familiares y rescatistas buscaron sin éxito durante días.
En una entrevista para la serie Relatos al Límite, dirigida por el periodista Felipe García, el padre expresó sus preocupaciones sobre el manejo de la búsqueda, la actuación de las autoridades y lo que considera omisiones por parte del colegio Gimnasio Campestre Los Laureles, último lugar donde Valeria fue vista con vida.
“El informe preliminar indica que tenía agua en los pulmones, una laceración en la mano derecha y un hematoma en el tórax. Pero esas lesiones no estaban presentes cuando la dejamos en el colegio”, denunció Afanador.
El día de la desaparición: las primeras horas
El 12 de agosto de 2025 inició como una jornada rutinaria para la familia Afanador. No obstante, alrededor del mediodía, todo cambió con una llamada que alteraría sus vidas: Valeria no aparecía dentro del colegio.
“Mi esposa me llamó para decirme que la niña no estaba. Salí de inmediato desde Bogotá hacia Cajicá, y al llegar al colegio vi a todos buscándola desesperadamente. Yo mismo entré al río, temiendo que hubiera caído allí, pero no encontramos absolutamente nada”, relató su padre.
A partir de ese instante se puso en marcha un amplio operativo de búsqueda que involucró a familiares, miembros de la comunidad, bomberos, la Defensa Civil y la Cruz Roja. No obstante, el cuerpo fue encontrado 18 días después, a tan solo 200 metros del colegio, un hecho que la familia aún no logra comprender.
“Recorrimos esa zona más de 100 veces, con más de 280 personas participando cada día. No tiene sentido que haya aparecido allí después de tanto tiempo”, recalcó Manuel Afanador.
Dudas en torno al dictamen de Medicina Legal
El informe forense es uno de los aspectos que más inquietud genera en la familia Afanador. Aunque la versión oficial indica que Valeria falleció por ahogamiento en el río Frío, el dictamen reveló la presencia de agua de pantano en sus pulmones, un elemento que no coincide con las condiciones de ese afluente.
“Un pantano no es lo mismo que un río activo como el río Frío. Para nosotros, Valeria no estuvo en ese lugar desde el inicio”, afirmó el padre, quien insiste en que la Fiscalía debe investigar más a fondo estos hallazgos.
¿Hubo intervención de terceros en el caso?
Manuel Afanador sostiene que su hija no abandonó el colegio por cuenta propia. Aunque las cámaras de seguridad muestran a Valeria caminando sola por las instalaciones, aparentemente distraída, hasta acercarse a una zona con rejas y jardines, él no cree que actuara por decisión propia.
“Desde el primer día tengo la misma hipótesis: Valeria no salió sola. Conozco a mi hija y estoy seguro de que no se habría metido al río ni habría pasado debajo de una reja por su cuenta. Algo o alguien la atrajo”, afirmó.
La familia también ha expresado fuertes críticas hacia la falta de control en el colegio. “Se suponía que Valeria estaba bajo supervisión, pero no existían protocolos claros. El profesor comenzó la clase sin confirmar si todos los estudiantes estaban en el aula”, señaló Afanador.
Una investigación que avanza sin respuestas claras
Pese a que la Fiscalía ha realizado diligencias de policía judicial, entrevistas y revisión de cámaras de seguridad, los padres de Valeria sienten que el caso avanza con lentitud y sin resultados concluyentes.
“Vemos que se está trabajando, pero las piezas no encajan. Es frustrante no tener respuestas concretas en medio del dolor que estamos viviendo”, expresó el padre.
Ante la falta de avances, la familia ha invertido recursos propios para contratar un equipo legal independiente que les brinde acompañamiento y exija progresos en el proceso. “Nos importa conocer la verdad y alcanzar justicia, no simplemente recibir una compensación económica”, subrayó.
El dolor de una familia rota
La tragedia afectó profundamente no solo a los padres de Valeria, sino también a sus tres hermanos menores, quienes tuvieron que ser cambiados de institución educativa para resguardar su bienestar emocional y alejarlos de la atención mediática.
“Son niños de apenas 8 años, y todavía no comprenden por qué su hermana no volverá. Si para un adulto es duro, para ellos es una carga devastadora”, relató el padre.
A pesar del inmenso dolor, Manuel Afanador afirma que no se detendrá: “Voy a llegar hasta el final, hasta dar con los responsables y verlos en la cárcel. Ese es el compromiso que tengo con mi hija Valeria”.
Un llamado de atención a los padres
El caso de Valeria Afanador pone en evidencia la importancia de que los padres exijan medidas claras y efectivas de seguridad en los entornos escolares, para prevenir tragedias y garantizar el bienestar de los estudiantes.
“Lo fundamental es que los padres supervisen que los colegios cumplan con sus responsabilidades. Nosotros confiamos en la institución, pero no cumplieron con su deber”, concluyó Manuel Afanador.
Mientras la investigación sigue su curso, la familia espera que la reunión programada para el 22 de octubre en el búnker de la Fiscalía brinde respuestas concretas y marque un avance en la búsqueda de justicia para Valeria.