Al analizar las cámaras de seguridad del área, se observó a un hombre lanzando los tapetes del vehículo a un caño, aparentemente con la intención de deshacerse de posibles pruebas.

En junio de 2020, un crimen estremeció al país. La víctima fue Hugo Alirio Álvarez, un reconocido comerciante y constructor en Bogotá.
El asesinato fue aún más impactante por los responsables: su pareja sentimental y los hijos de ella, personas en quienes él confiaba plenamente. La investigación del caso estuvo rodeada de inconsistencias, y en un reportaje del programa El Rastro de Caracol Televisión, la familia de la víctima compartió detalles inéditos sobre el proceso.
La última vez que se vio a Hugo Álvarez fue el 14 de junio de 2020, cuando se dirigía hacia el conjunto residencial donde residía su expareja, en el sur de Bogotá. Poco antes de llegar al lugar, las cámaras de seguridad captaron el momento en que varias personas se acercaron a su camioneta, lo obligaron a detenerse y lo forzaron a subir a la parte trasera del vehículo.
Las grabaciones, recuperadas días más tarde, se convirtieron en la primera señal de que algo grave había sucedido. Aunque en un inicio la familia consideró la posibilidad de un secuestro, la ausencia de llamadas extorsivas empezó a debilitar esa teoría.
“Pensamos que en cualquier momento llamarían a pedir un rescate, pero nunca ocurrió. Fue entonces cuando entendimos que se trataba de algo mucho más grave”, relató una de sus hijas.
Las autoridades comenzaron la investigación enfocándose en el círculo más cercano de Hugo. En su residencia se encontraba Elizabeth Rodríguez Ruiz, su pareja sentimental durante los últimos tres años, quien aseguró que ese día habían almorzado juntos, pero que él se había ido poco después.
La versión entregada generó dudas, especialmente después de que, al día siguiente, la camioneta de la víctima fuera hallada abandonada en otra zona de la ciudad.
En una revisión posterior de las cámaras de seguridad del sector, se logró captar a un hombre lanzando los tapetes del vehículo a un caño, aparentemente con la intención de deshacerse de posibles pruebas.
Días después, un ciudadano encontró un cuerpo con múltiples heridas de arma blanca en un terreno baldío, luego de que su perro, con insistentes ladridos, lo alertara sobre algo inusual. Este hallazgo marcó una nueva fase en la investigación, centrada ahora en esclarecer los detalles del crimen.
La identificación del cadáver estuvo a cargo de los hijos de Hugo, quienes desde el inicio colaboraron estrechamente con las autoridades en la búsqueda.
Casi un año más tarde, en junio de 2021, una carta anónima fue depositada en el buzón del apartamento de la víctima. En ella se señalaba directamente a Elizabeth Rodríguez y a sus dos hijos, Claudia Marcela y Jhonnathan Stiven, como los presuntos responsables del homicidio.
El escrito no solo los implicaba, sino que también mencionaba antecedentes violentos de los tres, asegurando que todos estuvieron presentes el día en que Hugo fue asesinado.
Los investigadores cotejaron esta información con los datos de geolocalización de los teléfonos móviles, confirmando que Elizabeth y sus hijos se encontraban en el lugar y momento exacto en que Hugo fue interceptado.
Uno de los elementos clave lo aportó Alejandro, uno de los hijos de Hugo, quien recordó un comportamiento extraño de Elizabeth: “Simuló un desmayo frente a la casa de mi papá. Al intentar ayudarla, noté que llevaba una gran cantidad de billetes en la pretina. Sospechamos que era dinero de Hugo”.
Con estos indicios y otras pruebas recabadas, las autoridades procedieron a capturar a los tres implicados en julio de 2022. Durante los interrogatorios, Elizabeth confesó haber sido la autora intelectual del crimen.
Según su testimonio, actuó movida por celos y resentimiento, al sospechar que Hugo estaba retomando contacto con su expareja. Aseguró haberle suministrado una sustancia para dejarlo inconsciente, con la intención de que sufriera un accidente en la carretera.
En julio de 2023, luego de admitir su culpabilidad y alcanzar un preacuerdo con la Fiscalía, Elizabeth Rodríguez Ruiz y sus dos hijos fueron condenados a 18 años de prisión por los delitos de secuestro y homicidio agravado.