Rusia y China impulsan misión lunar con planta de energía conjunta

La planta energética lunar, desarrollada con tecnología rusa, busca proporcionar autosuficiencia energética a la futura base científica conjunta.

En una nueva muestra de cooperación estratégica en el ámbito espacial, Rusia y China han firmado un memorando de entendimiento para desarrollar una planta energética en la superficie lunar. El anuncio, realizado por la agencia espacial rusa Roscosmos, se enmarca dentro del ambicioso programa de la Estación Científica Lunar Internacional (ILRS, por sus siglas en inglés), cuya finalización está prevista para 2036.

El acuerdo fue alcanzado durante la visita oficial del presidente ruso Vladímir Putin a China, el pasado 8 de mayo, en una reunión bilateral con su homólogo Xi Jinping. Según lo previsto, la planta será diseñada y construida utilizando tecnología rusa, y su función principal será proporcionar autonomía energética a la futura base científica conjunta.

Además de abastecer a las instalaciones de la ILRS, la planta permitirá realizar ensayos tecnológicos en condiciones reales del entorno lunar. Estas pruebas incluirán el desarrollo de sistemas de soporte vital, generación energética autosuficiente y mantenimiento prolongado sin intervención humana. Esta infraestructura será fundamental para asegurar operaciones continuas tanto en misiones robóticas como en futuras expediciones tripuladas.

En la actualidad, el proyecto de la Estación Científica Lunar Internacional (ILRS) cuenta con el apoyo de 13 países, y su proyección internacional continúa ampliándose a medida que más naciones expresan su intención de participar en esta nueva etapa de colaboración espacial. La estación lunar está diseñada como un centro de investigación global, donde se llevarán a cabo estudios en áreas como la astronomía, la geología, la biología y el desarrollo de tecnologías espaciales avanzadas.

Asimismo, la estación servirá como plataforma de ensayo para preparar futuras misiones tripuladas a Marte y otros destinos del sistema solar. Durante una declaración pública en abril, el presidente Vladímir Putin destacó la magnitud de la cooperación con China, afirmando que ambos países tienen “planes ambiciosos” en el campo espacial. También señaló que “numerosos países han mostrado interés en sumarse a esta alianza”, y recalcó que Rusia continúa ocupando una posición destacada en áreas clave de la tecnología espacial.

Aunque Roscosmos y la Administración Espacial Nacional China (CNSA) ya han trabajado juntas en el pasado, este nuevo acuerdo representa un avance significativo en cuanto a la magnitud y ambición de su cooperación. La ILRS no solo implica un desarrollo tecnológico de gran envergadura, sino que también simboliza un reordenamiento geopolítico en el escenario espacial, al plantear una alternativa a la hegemonía occidental encabezada por Estados Unidos y sus socios en iniciativas como el Programa Artemisa de la NASA.

La competencia por establecer una presencia permanente en la Luna ha entrado en una nueva etapa, donde el acceso a fuentes de energía, la autosuficiencia tecnológica y las alianzas estratégicas jugarán un papel crucial. Con este reciente acuerdo, Rusia y China no solo consolidan su cooperación bilateral, sino que también se posicionan como impulsores de un modelo multipolar en la exploración del espacio profundo.

Se prevé que la construcción de la planta energética lunar comience en la próxima década, en paralelo con pruebas de vuelo, misiones de transporte y el desarrollo de sistemas robóticos autónomos capaces de operar en el entorno hostil de la superficie lunar. Si los plazos se cumplen según lo previsto, para 2036 la Luna podría albergar la primera estación científica internacional en funcionamiento, alimentada por tecnología rusa y respaldada por una alianza que proyecta su influencia más allá de la órbita terrestre.


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