OMS llama a los centros de salud a rechazar la práctica de la mutilación genital femenina

Con ese propósito, la agencia sanitaria de la ONU ha emitido un código de conducta que prohíbe de manera explícita la ablación y otras formas de mutilación genital femenina, e insta al personal médico a rechazar su realización.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó este lunes sobre el preocupante aumento de la mutilación genital femenina en entornos médicos, calificándola como una grave violación de los derechos humanos. Según datos del organismo, alrededor de 52 millones de mujeres y niñas han sido sometidas a esta práctica en centros de salud. Por ello, la OMS hizo un llamado urgente a los profesionales sanitarios para que se nieguen a realizarla y eduquen sobre sus consecuencias perjudiciales para la salud.

Con este objetivo, la agencia de salud de la ONU presentó un nuevo código de conducta que prohíbe de forma explícita la ablación y cualquier otra forma de mutilación genital femenina, instando a los trabajadores de la salud en comunidades donde esta práctica persiste a rechazar su ejecución.

“La comunicación efectiva puede permitir a los profesionales de la salud rechazar estas solicitudes mientras informan sobre los serios riesgos inmediatos y a largo plazo asociados”, señaló la OMS, que también advirtió que cerca del 25 % de estos procedimientos han sido realizados por personal médico.

Alrededor de 230 millones de mujeres y niñas en todo el mundo han sido víctimas de la mutilación genital femenina, una práctica que continúa realizándose en más de treinta países, con más de cuatro millones de casos nuevos cada año, principalmente en regiones como el Cuerno de África, el golfo de Guinea, el Sahel, Egipto y Sudán.

La guía emitida por la OMS también propone acciones concretas para brindar atención integral a las sobrevivientes de la mutilación genital femenina, incluyendo apoyo en salud mental, atención obstétrica y, cuando sea posible, procedimientos de reconstrucción quirúrgica.

La organización enfatiza que esta práctica causa daño sin importar quién la realice, y advierte que su realización en entornos médicos puede incluso agravar los riesgos, ya que algunas intervenciones pueden ser más invasivas.

Además, la OMS señala con preocupación que el hecho de que profesionales de la salud la practiquen podría contribuir a normalizarla y socavar los esfuerzos internacionales por eliminarla.

A pesar de ello, la probabilidad de que una niña sea sometida a esta práctica se ha reducido a una tercera parte en comparación con hace 35 años.



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