La violencia en Colombia ha generado intensos debates en los últimos meses, especialmente a raíz de las declaraciones del presidente Gustavo Petro sobre su reducción.

En El Radar, María Victoria Llorente, directora de la Fundación Ideas para la Paz, analizó el fenómeno de la violencia en Colombia, poniendo especial atención en regiones como Cúcuta. Llorente explicó que, aunque los homicidios han sido un indicador tradicional para medir la violencia, no reflejan por completo la realidad del control territorial y la presencia de grupos ilegales.
“Sin duda, los homicidios son la cifra que hemos seguido durante años en Colombia. Sin embargo, la manera en que se expresa la violencia y cómo operan los grupos en el territorio es muy diferenciada”, destacó Llorente. La experta clasificó los territorios en tres tipos: zonas de disputa, coexistencia y dominio, cada una con dinámicas de violencia particulares.
En las zonas de disputa, como el Catatumbo y el Guaviare, se registran mayores afectaciones humanitarias, incluyendo desplazamientos forzados y homicidios selectivos. Por otro lado, en las zonas de dominio, como Medellín, la violencia puede ser menos visible debido al control mafioso que reduce los homicidios, pero mantiene un fuerte control social sobre la población.
Llorente subrayó que, aunque la tasa de homicidios en Colombia se ha mantenido alrededor de 26 por cada 100.000 habitantes, este indicador no refleja otras formas de violencia, como las extorsiones masivas, las amenazas y los códigos de regulación impuestos por los grupos ilegales. “No podemos medir la violencia solo con una cifra como los homicidios. Hay que medirla con un conjunto de cifras y de manera territorial”, afirmó.
Respecto a la situación en Cúcuta y otras zonas fronterizas, Llorente advirtió que los grupos armados han avanzado significativamente, estableciendo conexiones transnacionales que abarcan mercados ilegales de drogas, minería y tráfico de migrantes. “Es increíble que no hayamos hecho nada en particular sobre una política de fronteras”, señaló, resaltando la necesidad de fortalecer la institucionalidad, la justicia y los mecanismos contra el lavado de activos.
Finalmente, Llorente reflexionó sobre la importancia de un enfoque integral para enfrentar la violencia: “No podemos pretender recuperar territorio con un Estado débil. Se necesita una acción coordinada entre la nación y los territorios para cambiar las condiciones económicas y del Estado de Derecho”.